La práctica de ejercicio físico es una de las principales estrategias no farmacológicas para envejecer de forma saludable y mejorar la calidad de vida. El ejercicio conlleva efectos beneficiosos sobre aspectos psicológicos y físicos en personas mayores y es, a día de hoy, el principal factor de protección frente a enfermedades asociadas con la edad. Por ello, es importante realizar ejercicio tanto aeróbico como anaeróbico:
- Las actividades anaeróbicas son breves y de gran intensidad para desarrollar fuerza y potencia. La práctica de estos ejercicios ayuda a fortalecer la masa muscular y prevenir la osteoporosis, así como a mejorar su autonomía.
- Las actividades aeróbicas son moderadas y de mayor duración en el tiempo para lograr resistencia. Caminar o nadar son ejemplos de esta actividad.